Cuando hablamos de animales, con un 90% de probabilidad, incluiremos al instinto y dotaremos al concepto de un comportamiento irracional, innato e incapaz de ser controlado por el sujeto
En el instinto no hay hueco para la razón ni para el aprendizaje. Dentro de este término se introducen conductas que tomamos por básicas o simples cognitivamente por ser componentes básicos de la vida, como la reproducción, la caza o la agresión. Muchas veces esto ocurre por un desconocimiento de las causas que llevan al individuo a actuar de cierta forma, atribuyendo simpleza a su conducta, por ejemplo “los osos son animales peligrosos que atacan a los humanos por instinto”. Pero esto hace flaco favor a la comprensión del origen de las conductas y la atribución de complejidad cognitiva a los animales.
“Lo que coloquialmente llamamos como instinto se refiere a las conductas innatas”
Pero, entonces ¿qué es el instinto? a lo que coloquialmente llamamos como instinto se refiere a las conductas innatas. Aquellas que no necesitan aprendizaje previo para expresarse. Suelen ser reflejos innatos (cerrar los ojos cuando te dan un soplido) o respuestas fisiológicas emocionales (sentir miedo o huir ante un peligro).
Si analizamos la agresión predatoria, esta es una conducta de caza, y está estimulada por el hipotálamo lateral en el cerebro. Sin embargo, se diferencia también otro tipo de agresión llamada “afectiva”, que está motivada por factores emocionales. En la agresión afectiva, la amígdala activa a la parte medial del hipotálamo y éste genera una respuesta defensiva (intenta asustar al rival o se defiende). Esto demuestra que la depredación y la agresión hacia un rival siguen vías cerebrales distintas.
“El hambre no explica por qué algunos animales cazan sin la intención de alimentarse”
Pero ¿qué estimula entonces al hipotálamo lateral en la agresión predatoria? Hasta el momento, lo que estimula al hipotálamo lateral es el hambre. Sin embargo, el hambre no explica por qué algunos animales cazan sin la intención de alimentarse al menos a corto plazo. Lo que nos plantea que la depredación también puede tener un componente genético. Pero la genética realmente sólo expresa el carácter depredador del animal, no el comportamiento de caza.
“A cazar se aprende”
A cazar se aprende. Este rasgo es motivado por las madres, que enseñan a sus crías a cazar. Pero es esencial durante el aprendizaje, la curiosidad. Sin curiosidad no hay lugar para la caza.
En animales domésticos que no han sido enseñados por sus madres ni sacados de casa, se observa cómo la curiosidad por la futura presa también ocurre, expresando en último lugar el carácter depredador.
Si volvemos a rescatar la definición de instinto “reflejos innatos o respuestas fisiológicas emocionales”, comprobamos que la caza no es instintiva, y el carácter depredador (componente genético) podrá ser o no expresado en el individuo según su contexto vital.
Y te lanzo una pregunta final, si un felino ataca a un cuidador en un zoológico, ¿es instinto esta conducta? ¿Y si lo hiciera un gorila?